DEDICATORIA

Este blog está dedicado a los padres que se pasan horas y horas ante el televisor, mientras sus hijos pasan horas y horas ante la consola, y también está dedicado a los maestros que van al trabajo como quien va a la oficina, como una rutina más de su vida, que han perdido el afán de aprender (¿lo tuvieron alguna vez?) y por ello son incapaces de transmitir el más mínimo entusiasmo por los misterios del mundo a sus desafortunados alumnos.

lunes, 12 de marzo de 2012

Un fragmento del siglo XVIII

por Héloïse La Nouvelle


"Crieme como todos los niños, con teta y moco, lágrimas y caca [...]. Ensuciando pañales, faldas y talegos, llorando a chorros, gimiendo a pausas, hecho el hazmerreir de las viejas de la vecindad  y el embelesamiento de mis padres, hasta que llegó el tiempo de la escuela y los sabañones.
[...]
A los cinco años me pusieron mis padres la cartilla en la mano, y, con ella, me clavaron en el corazón el miedo al maestro, el horror a la escuela, el susto continuado a los azotes y las demás angustias que la buena crianza tiene establecida contra los inocentes muchachos. Pagué con las nalgas el saber leer, y con muchos sopapos y palmetas el saber escribir; y en este Argel estuve hasta los diez años, habiendo padecido cinco en el cautiverio de Pedro Rico, que así se llamaba el comitre que me retuvo en su galera."

Diego de Torres Villarroel, Vida, Trozo Primero. Madrid, Aguilar, 1970.

Este fragmento está escrito a mediados del siglo XVIII, por la pluma de un genial escritor, un hombre de letras que salió de la escuela sin apenas interés por las letras y mucho menos por los libros llenos de ellas. Es muy probable que muchos lectores de hoy alberguen recuerdos parecidos de sus años escolares, porque la escuela tradicional, disciplinaria y a menudo violenta, está ahí detrás, en nuestra historia reciente.

Cuando yo tenía siete u ocho años presencié un salvaje acto de violencia, pertrechado por un maestro contra un alumno. Se llamaba Eliecer M. B. Valga decir que ese alumno era también un salvaje, pero era sólo un niño salvaje. El chaval acabó medio sepultado bajo un montón de pupitres tumbados, mientras el mestro le zumbaba por alguna razón que ahora no recuerdo. Sí que recuerdo la expresión de ira en la cara desencajada del maestro, que era también el director de colegio, y miembro además del Tribunal Tutelar de Menores. Supongo que a estas alturas está muerto, e imagino que arde en el infierno.

5 comentarios:

  1. Yo también recuerdo un acto de sadismo en el colegio en el que cursé la EGB, el BUP y el COU. De hecho es de los pocos recuerdos vivos que tengo de todos esos años. Un profesor la tomó con un amigo y no había semana que no lo corriese a hostias. La cosa acabó mal, porque otra víctima que creció como un elefante, en un patio arremetió contra ese sádico y lo hubiese matado si otros profesores no lo hubieran reducido. No recuerdo que interviniese ninguno de los alumnos que presenció la agresión en ayuda de esos profesores. El único expediente y expulsión fue para ese alumno. Y ese recuerdo data de finales de los años 70.
    Quien lea hasta aquí puede pensar que eso es cosa del pasado y que quien escribe sólo ve los aspectos negativos de la educación. Que hoy en día el común de la gente está satisfecha con nuestra pedagogía y psicología escolar. Puede que esto último sea cierto. Pero los métodos que se aplican hoy en día son a veces tan salvajes como los del pasado. Sirva como ejemplo el método Estivill, popularizado en su libro “Duérmete niño”, que ha vendido más de dos millones de ejemplares y ha sido traducido a unos veinte idiomas. He visto un vídeo en youtube que me ha revuelto las tripas. Hay culturas, que un tipo como Estivill calificaría de primitivas, en las que los niños duermen con los padres hasta los 6 o 7 años como lo más natural del mundo. ¿Qué problema hay que un niño duerma con sus padres, si este es su deseo? ¿Qué experiencia más hermosa hay que dormirse al lado de tu hijo? ¡Si hablásemos de adolescentes!... Pero hablamos de bebés. La verdad es que El feagmento de Torres Villarroel es, para nuestra vergüenza, vigente. Se ha estilizado la violencia contra los niños, pero sigue existiendo.

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    1. Efectivamente no hace falta que vayamos a los años 70, cuando éramos niños. Mis hijos, que todavía están en primaria, han tenido una maestra que sacaba al pasillo a un niño para darle allí dos collejas sin ser vista. Claro, que sólo se atrevía con los magrebíes, segura de que los padres no iban a protestar. También solía ridiculizar a algún alumno en público, o tratar con brusquedad cualquier problema que podría solucionarse con flexibilidad y un poco de cariño. Una mierda de maestra, vamos. Redactamos una carta de protesta, pero la mayoría de padres, aun conociendo el asunto, se abstuvieron de firmar, por miedo a las represalias: el marido tambiñen trabaja en el mismo colegio, y es peor que ella, y el director y su mujer son amigos del matrimonio. El problema de este colegio es que hay como cuantos docentes que llevan allí unos 300 años y están emparejados entre ellos, y están en el equipo de dirección. Ahí no hay nada que mover.

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    2. Si Robespierre levantara la cabeza... otro gallo cantaría.

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    3. Ustedes no tienen ni idea de lo importante que es la disciplina en el crecimiento de los niños, sobre todo de los niños, a las niñas hay que marcarlas de otra manera, porque son más enrevesadas. Les recomiendo que se lean y aprendan algo del ilustre doctor Paulino Castells, por ejemplo su último libro "Tenemos que educar".

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    4. Un blog no es nada sin al menos un trol, y nosotros ya tenemos el nuestro. Ya desesperaba de ser profeta en tierra de nadie. La única duda que tengo es si el título lo da completo. Me suena que le falta "para el fascismo".Como dijo Brecht, lo más parecido a un fascista es un pequeño burgués asustado" (por la falta de autoridad).¿Por qué será que todos los grandes pedagogos son espíritus afines al anarquismo o al libertarismo?

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