Un amigo de este blog nos ha proporcionado el enlace a su libro digital sobre Neill. Se trata de una reflexión crítica sobre la figura de este pedagogo radical y su aportación a la crítica del modelo tradicional de docencia y escuela.
Puede accederse al texto libremente en este enlace.
El autor nos ha permitido publicar parte de su introducción, como muestra de sus intereses a la hora de dedicar un trabajo a este autor tan controvertido.
Héloïse La Nouvelle
Estas notas son el
resultado de la lectura completa de su libro y de los textos citados en la
bibliografía. Por supuesto, no es un documento cerrado, y el lector encontrará
numerosas secciones y párrafos acabados en puntos suspensivos, en tanto que el
autor tiene en cuenta que en esos lugares falta información importante. En
sucesivas ediciones se llegarán a completar las lagunas informativas que
aparecen en el texto. Por ejemplo, con la próxima incorporación a las notas del
resultado de la lectura del libro Summerhill hoy, escrito por la hija de
Neill, Zoë, en 2006 y publicado en España en 2012.
Estas notas responden a un
propósito de divulgación de las ideas pedagógicas de Neill, unas ideas que
pueden ser útiles para una revisión crítica de las funciones de la escuela
convencional. Esto no significa que apostemos decididamente por un modelo
escolar basado en Summerhill. Puede que como escuela privada sea viable, considerando
que se trata de un centro donde los alumnos residen y están en cierta manera
aislados del mundo e incluso de sus padres. Es muy probable que sólo así sea
posible mantener un proyecto como el de Summerhill, pero desde el punto de
vista de las necesidades de la educación pública, Summerhill genera un entorno
excesivamente cerrado y comunitarista, cuando no adquiere visos de sectarismo;
un lugar donde niños de clase media-alta se desarrollan libres y ajenos a un
mundo lleno de maldad. En algún momento, Neill afirma que Summerhill es una
especie de burbuja protectora y que es necesario que sea así. También es cierto
que esta famosa escuela, hoy todavía en funcionamiento, no puede entenderse
cabalmente sin la figura de su fundador, fallecido en 1973 pero todavía
presente en ella de la mano de su hija Zoë y de alguno de sus nietos, que están
vinculados a la gestión del centro y la preservación de su obra.
Ellos continúan aportando
a Summerhill ese elemento personal que sirve de modelo a los alumnos del
centro, que se organizan ellos mismos a través de una asamblea democrática. La
figura del adulto protector es ineludible, por mucho que Neill pretendiera
desentenderse de esa figura _y no faltan testimonios de que de alguna manera
consiguió pasar desapercibido como figura de autoridad_ a través de una
propuesta de educación negativa que quiere desplazar, al menos nominalmente, al
maestro como tutor del desarrollo de los alumnos. Pero no, por mucho que los
niños sean capaces de autorregularse y de educarse al margen de una sociedad
neurótica y unos padres que por muy competentes que sean tampoco se libraran de
ciertas neurosis, en realidad esos niños, todos los niños, necesitan una figura
adulta en quien confiar en última instancia. Pero esto no es en absoluto una
concesión a la pedagogía tradicional, porque, como dijo Rousseau, esa figura
adulta debe ser lo más cercana posible al mundo infantil, debe ser capaz de
aproximarse al esquema mental de los niños y entenderlo.
No obstante, todo esto
supone un gran inconveniente para una propuesta escolar dentro del sistema
público. Lo cual no es excusa para desentenderse de Neill. Con él pasa lo mismo
que con Marx: ya nadie cree en el comunismo como alternativa a los males del
capitalismo, pero no por ello hay que descartar la crítica marxista al
capitalismo. Por lo mismo, no podemos dejar de lado la crítica de Neill a la
escuela convencional, en sus formas tradicionales o en sus manifestaciones más
progresistas. El discurso de Neill va al fondo de la cuestión, es decir, cuáles
son las finalidades de la educación y si los métodos que seguimos son
coherentes con esos fines. Al menos esto es absolutamente cierto: sus métodos
eran coherentes con sus fines.
La
pretensión de estas notas reunidas en forma de libro es, pues, recuperar los
argumentos críticos de Neill contra la escuela convencional. Son argumentos
imprescindibles para un proyecto de pedagogía crítica. Más aún, ineludibles
argumentos para una revisión de la didáctica en vistas a hacerla compatible con
los últimos avances científicos: inteligencias múltiples, gestión de las
emociones en el aula, la cuestión del interés en los procesos de enseñanza y
aprendizaje, etc. Siguiendo sus pasos, el lector descubrirá que las ideas de
Neill no desentonan con los últimos desarrollos de la teoría de la educación,
cuando no se adelanta a ellos.
Josep Pradas