Ahir, TV3 ens va obsequiar amb un "Sense ficció" dedicat a la cultura de l'esforç. Després de la de vegades massa dolça sèrie "Mestres", ahir es va girar la truita i ens varen dir que havíem d'esforçar-nos una mica més, com fan els japonesos. No ens varen dir que en aquest país oriental hi ha joves que es tanquen a casa perquè no poden resistir la pressió, o fins i tot arriben al suïcidi. El nen japonès que posen d'exemple és un nen sense infantesa, que creix en una família sense sentiments, obsessionada pel seu futur laboral.
Per què ara toca reivindicar l'esforç? Deu ser que el país se'n va a la merda, i la culpa és nostra. Vivim en una societat que en realitat rebutja l'esforç des de dalt. Tenim uns dirigents que viuen instal·lats en l'acomodament i l'enriquiment sense esforç, i una classe empresarial que ha aprofitat totes les oportunitats per tenir guanys sense esforç, mitjançant l'economia especulativa. Però no, d'això ja no se'n parla: ara toca parlar d'un sistema educatiu que no valora l'esforç, que distreu els infants amb plastilina en lloc de inserir-los en la cultura dels deures. Una altra vegada, la responsabilitat del fracàs econòmic serà només nostra. En fi, ara tenen la paraula els teòrics dels deures fins a les 10 de la nit, de l'aprenentatge precoç de valors com ara l'obediència, i de l'obsessió pel futur laboral. Tornen els calvinistes a l'escola, però, què ens prometen a canvi de l'esforç?
Per què ara toca reivindicar l'esforç? Deu ser que el país se'n va a la merda, i la culpa és nostra. Vivim en una societat que en realitat rebutja l'esforç des de dalt. Tenim uns dirigents que viuen instal·lats en l'acomodament i l'enriquiment sense esforç, i una classe empresarial que ha aprofitat totes les oportunitats per tenir guanys sense esforç, mitjançant l'economia especulativa. Però no, d'això ja no se'n parla: ara toca parlar d'un sistema educatiu que no valora l'esforç, que distreu els infants amb plastilina en lloc de inserir-los en la cultura dels deures. Una altra vegada, la responsabilitat del fracàs econòmic serà només nostra. En fi, ara tenen la paraula els teòrics dels deures fins a les 10 de la nit, de l'aprenentatge precoç de valors com ara l'obediència, i de l'obsessió pel futur laboral. Tornen els calvinistes a l'escola, però, què ens prometen a canvi de l'esforç?
Héloïse La Nouvelle
En aquest enllaç es pot veure el documental de TV3.
Las afirmaciones de algunas de las personas entrevistadas y algunas de las escenas de la vida escolar y laboral de Japón me han traído a la memoria imágenes olvidadas de antiutopías y glorificaciones de la heteronomía como las narradas en Brazil o 1984. Si realmente creemos en la democracia, la principal finalidad de la educación debería ser la emancipación del ser humano de toda forma de opresión. Cuando el señor Francesc Torralba, filósofo y teólogo, habla de la «cultura del esfuerzo» como un valor equivalente a productividad, competitividad y eficiencia económica, en los mismos términos que un líder patronal o un experto en recursos humanos, confirma la teoría de las ideologías formulada por Marx. Me parece brutal la oposición que plantean tipos como éste entre, por un lado, el esfuerzo, y por otro lado, la dispersión, que lejos de entender como creatividad y pensamiento divergente se entiende, en cambio, como síntoma de debilidad y conducta antisocial que conduce al fracaso y a la marginación. Lo dicho, toda una barbaridad, es to es, la minoría de edad, la antiilustración que combatieron Rousseau y Kant, artífices de una nueva pedagogía basada en la autonomía de las personas.
ResponderEliminarSólo he conocido a dos japoneses y en diversas circunstancias. Y después de haber vivido en nuestro país, tenían muy claro que no querían volver a Japón. Y no me extraña. Són terribles esas imágenes de personas bostezando, agotadas, dormidas en los trasportes públicos, con miradas perdidas, sin ilusión ni esperanza, infelices, de vuelta a casa después de una jornada laboral de 12 horas por el precio de 8. Unos trabajadores que no tienen más de 1 o 2 semanas de vacaciones al año, a disposición las 24 horas del día de sus empresas, sin apenas vida privada, y cuyas penosas condiciones laborales reproducen sádicamente en sus hijos. Sólo algunas niñas de clases acomodadas se salvan porque el sexismo de sus familias les lleva a educarlas en la gentileza y no en el esfuerzo que reservan para los niños. ¿Es eso democracia? ¿Dónde han quedado los valores ilustrados de libertad, igualdad, fraternidad? ¿Este es el modelo de «cultura del esfuerzo» que se quiere importar a nuestro país? No basta que 2 trabajadores de cada 10 sean precarios, que su esperanza de vida sea 10 años inferior a los trabajadores más favorecidos y que más de la mitad de los suicidios de los jóvenes mayores de 20 años sea por motivos laborales?
Es completamente falso que esa «cultura del esfuerzo» sea la solución a la caída de nuestros niños y jóvenes en la comodidad, la facilidad, la diversión, el placer inmediato y los beneficios a corto plazo. La solución pasa por abolir esa economía política del goce sobre la que se ha construido el sistema capitalista hoy dominante, como ya denunciaron Fromm y Lacan. Convertir el esfuerzo en un fin es legitimar la violencia sobre las personas. ¿Que por qué a los niños no les gusta el esfuerzo que les exigen en las escuelas? ¿Que por qué a los trabajadores tampoco les gusta el esfuerzo que les exigen en las empresas? Pues es bien fácil. Porque se ven enfrentados a una autoridad que les impone unas condiciones heterónomas, porque nunca sus decisiones se transforman en sus condiciones de vida, porque, en definitiva, no pintan nada. Dejémonos de patrañas y mixtificaciones. Si en una fiesta nadie baila, no es porque los invitados sean poco enrollados, sino porque la música no gusta.
He de decir que me ha parecido muy acertada la conexión que haces entre la sobrevaloración de la cultura del esfuerzo y el rendimiento económico o productividad. Parece que los niños van a colegio para hacer cosas, en lugar de aprender a aprender. Se valora la rapidez de lectura, de escritura, en las operaciopnes aritméticas, la buena letra y no salirse de la raya. Lo acabo de ver en los criterios de corrección de las pruebas de competencias básicas de la Generalitat para el nivel de 6º de primaria: buena letra, buena ortografía, respetar los márgenes, atenerse a los límites, coherencia interna, etc. Se valora sólo la básico. Ni una palabra de creatividad, de pensamiento divergente. Vale, es lo básico, pero es que nos contentamos con lo básico.
EliminarComo bien decía Marx, las instituciones sociales, de cualquier sociedad, y sobre todo las docentes, son la parte correspondiente a la economía reproductiva: no producen bienes materiales, sino que reproducen las condiciones en que esos bienes se producen en otro nivel.
Amiga Héloïse, como bien sabes por tu querido Jean-Jacques, "en educación más importante que ganar tiempo es, precisamente, perderlo". Hay dos estrategias didácticas, la de la liebre (el resultadismo académico y el salvar las apariencias del fracaso y abandono escolar) y la de la tortuga (la asimilación experiencial y la reflexión de lo aprendido). Reinterpretando la célebre aporía de Zenón, la liebre jamás ganará a la tortuga, por mucho que los pedagogos y psicólogos escolares "orgánicos" se empeñen en ello y falseen los datos.
EliminarEn lugar de un comentario voy a hacer una entrada nueva, porque el blog no me permite pasarme de extensión, y lo he hecho...
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